RESUMEN DEL TEXTO: “LA DOCUMENTACIÓN, HERRAMIENTA BÁSICA DEL PERIODISTA
Y DEL COMUNICADOR”
La profesora de Documentación Audiovisual, Periodística e Informativa de la Universidad de Sevilla, Ángeles López Hernández, nos acerca en este pequeño estudio documental a la idea de que la Documentación es una disciplina que, a día de hoy, el profesional de la información debe manejar de forma ágil y eficaz, ya que constituye una de las piedras angulares de su trabajo como periodista o comunicador.
La documentación al servicio de la investigación en Información
La Dra. López Hernández nos habla
de la sociedad de la información en la que actualmente estamos inmersos, pero
que lejos de ser una sociedad correctamente informada, sufrimos una saturación
informativa que puede hacer que sea la información la que nos controle a
nosotros y no al revés. Por ello, la Documentación juega un papel fundamental.
Los principales objetivos de la
Documentación son:
- Principalmente: desarrollar nuevas metodologías
que permitan el perfeccionamiento paulatino de las técnicas y herramientas
empleadas por los documentalistas para la conservación y difusión eficaz de los
documentos.
-
De forma secundaria:
a)
La identificación y clasificación de los
distintos tipos de centros de documentación existentes a día de hoy
b)
La sistematización y conocimiento de las
diversas fuentes de información que pueden ser manejadas o consultadas
Además, la Documentación nos
enseña a clasificar, resumir, organizar y extraer las palabras clave
(indización) de los mensajes de la manera más eficiente y útil, facilitando y
agilizando la recuperación de las informaciones en el momento preciso en que
nos son necesarias para realizar con EFICACIA, RIGOR y CALIDAD nuestro trabajo
informativo.
Los avances tecnológicos han sido
decisivos a la hora de facilitarnos las tareas de búsqueda de las fuentes
documentales que necesitamos. Primero llegó el ordenador, con el que se produjo
una expansión enorme de las bases y bancos de datos, y, después, apareció
Internet. Pero también es cierto que las nuevas tecnologías generan nuevas
necesidades informativas, haciéndonos sentir cada día más esclavos y
dependientes de la información. De hecho, a día de hoy, una persona
indocumentada es sinónimo de no cualificada, no suficientemente preparada para
afrontar con eficacia su trabajo.
En resumen, nos hemos convertido
en unos auténticos autodocumentalistas, es decir, en individuos que se ven
obligados a conseguir pos sí mismos aquellos documentos que les son de interés
o que constituyen un instrumento básico de su trabajo cotidiano. Por lo tanto,
saber autodocumentarse es saber buscar y recuperar las fuentes documentales que
se necesitan para cubrir tales necesidades informativas.
La estrategia de búqueda y recuperación de información
El primer requisito básico es
perfilar con la mayor exactitud posible nuestra demanda, es decir, qué buscamos.
La provisión de fuentes, como es lógico, se simplifica si se restringe a un
único campo de conocimiento. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en una tesis
doctoral o en el caso del informador que trabaja de manera fija en una sección
determinada de un periódico. De todas formas, en este último ejemplo las
diversas áreas de información periodística beben de otras materias más
generales, lo que obliga al profesional del periodismo a contar con una
colección más abarcadora de lo que en principio pueda plantearse.
Así, ante la imposibilidad de
contar con un fondo documental ilimitado, es necesario que cada investigador
pondere detenidamente y concrete con la máxima precisión que le sea posible qué
áreas de conocimiento abarcará su colección particular. Sólo en este momento
estará en condiciones para iniciar su búsqueda y recuperación de los
documentos.
Es esta labor la que ha sufrido
una gran transformación en tan poco tiempo, debido al advenimiento de nuevos
medios de transmisión de la información, causa de la saturación informativa que
ha conllevado un grave colapso en los sistemas de recuperación de los
documentos. Las estadísticas, según Daniel[1],
indican que las bases de datos disponibles públicamente a nivel mundial han
pasado de ser 52 millones en 1975 a ser cerca de 5 billones en los albores de
los años noventa.
Dado este incremento sin
precedentes, el profesional de la comunicación debe activar su actitud crítica
decidiendo qué bases de datos se ajustan mejor a su perfil, ya que si no podrá
sufrir el llamado por Oberman[2]
Síndrome del Cereal, que se trata de
la tendencia habitual de los individuos a abandonar la búsqueda cuando les
resulta verdaderamente costoso hallar entre tanta información sólo aquella que
le es realmente útil.
Oberman no ha sido el único en
abordar el problema de la saturación informativa. Meyer y Ruiz[3]
demostraron la eficacia de fijar en el servicio de base de datos EasyNet un criterio selectivo que
serviría al buscador de información para guiarle en la toma de decisiones.
Dicho criterio se llamó “Indicador de recomendación”. Los resultados indicaron
que la mayoría de los usuarios se decidía
por la consulta de aquellas bases de datos que eran recomendadas por los
editores, independientemente del coste económico, de si el nombre que las
designaba perfilada bien su contenido o no, o del formato de sus registros.
La saturación informativa también
se produjo con la difusión de Internet. El Departamento de Defensa de los EEUU
sentó las bases de la futura Internet hace apenas 30 años con una red
denominada ARPANET, creada por la Agencia de Proyectos de Investigación
Avanzados (ARPA). ARPANET sólo estaba al alcance de los profesionales de la
informática, ingenieros y científicos. Será a partir de 1991, año del
nacimiento de la World Wide Web desarrollada
por Tom Berners – Lee y otros miembros del Laboratorio Europeo de Física de
Partículas, cuando la navegación por Internet se convierta paulatinamente en un
fenómeno social, pasando a formar parte de la vida cotidiana de millones de
internautas en todo el planeta.
Para navegar por Internet se han
diseñado los buscadores o motores de búsqueda y directorios, que nos facilitan
enormemente la búsqueda al revisar, valorar, organizar y crear índices de las
informaciones que fluyen por los inmumerables nodos web que existen en la actualidad, aunque cierto es que ningún motor
de búsqueda tiene un registro completo de los contenidos de Internet. Los
mayores motores de búsqueda son Altavista, Excite, Infoseek, Lycos y Yahoo.
Directorios existentes propios sobre Comunicación podemos destacar el
directorio de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de
Madrid, el índice sobre servicios de comunicación Mediapolis. The medie guide, y el Servidor de Estudios
Cinematográficos Audiovisuales, ideado por Imaginet.
El notable incremento en el número de buscadores ha dado lugar a la aparición
de nuevas herramientas, que son los metabuscadores, en especial los de búsqueda
conjunta. Los que hacen es lanzar la pregunta formulada por el usuario a varios
motores de búsqueda al mismo tiempo, haciendo que el acceso a la información
sea más rápido, cómodo y sencillo. Ejemplos de metabuscadores son Metacrawler o Search.
TRES REQUISITOS
IMPRESCINDIBLES PARA SABER BUSCAR INFORMACIÓN EFICAZMENTE
1.- Conocer qué tipos de fuentes
de información existen
a) Fuentes directas de
información (personales u organizacionales): en un principio su transmisión era
oral, pero en la actualidad también podemos acceder por Internet a las
informaciones proporcionadas por organismos públicos.
b) Fuentes documentales: son de
transmisión escrita, e poden ser
- Obras de referencia de
información directa (diccionarios, directorios y guías) o de información
indirecta (catálogos, boletines de sumarios, índices de cita, repertorios
bibliográficos analíticos)
- Fuentes primarias (manuales,
compilaciones, monografías)
- Publicaciones periódicas
(revistas y diarios)
- Documentos audiovisuales
(videográficos y fílmicos), sonoros y fotográficos
- Literatura gris (tesis
doctorales)
2.- Conocer los diversos centros
de documentación existentes y cuáles son los servicios que nos proporcionan:
a) Centros cuya función es la
conservación, tratamiento y difusión de documentos primarios o fuentes
originales: archivos, bibliotecas, hemerotecas, fototecas, videotecas,
fonotecas y filmotecas
b) Centros cuya función es el
tratamiento y difusión de referencias (mensajes documentales): centros de
documentación científica general, centros de documentación científica
especializada y los centros de documentación de empresas u organismos privados
(como pueden ser los medios de comunicación).
3.- Debemos saber tratar los
documentos conseguidos adecuadamente para aprovechar de ellos la información
esencial:
a) Clasificarlos y resumirlos
b) Indizarlos (extraer de ellos
las palabras clave)
[1] DANIEL, E.H.: “Quality Control of
Documents”, Library Trends, 41 (4),
1993, pp. 644 – 664
[2] OBERMAN, C.: “Avoiding the Cereal
Syndrome, or Critical thinking in the Electronic Environment”, Library Trends, 39 (3), 1991, p.190
[3] MEYER, D.E. Y RUIZ, D.: “End-user
selection of databases. Part IV: People/News/General Reference”, Database, 13 (5), 1990, pp. 65 – 67
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